22 de Agosto.



La Chequera del Banco de la Fe .


“Ciertamente la ira del hombre te alabará; Tú reprimirás el resto de las iras.” Salmo 76: 10.

Los hombres malvados son coléricos. Debemos soportar su ira como el distintivo de nuestro llamamiento, como la señal de nuestra separación de ellos: si fuésemos del mundo, el mundo amaría a los suyos. Nuestro consuelo es que la ira del hombre redundará en la gloria de Dios. Cuando en su ira los perversos crucificaron al Hijo de Dios, estaban cumpliendo el propósito divino sin darse cuenta, y en miles de ocasiones la obstinación de los impíos hace lo mismo. Ellos se consideran libres, pero, como convictos sujetos a cadenas, están cumpliendo inconscientemente los decretos del Todopoderoso.

Las artimañas de los malvados son vencidas y terminan siendo derrotados. Actúan de una manera suicida, y frustran sus propias conspiraciones. Su ira no producirá nada que pueda dañarnos verdaderamente. Cuando quemaron a los mártires, el humo que subía de la hoguera enfermaba a los hombres del Papado más que ninguna otra cosa.

Entre tanto, el Señor tiene un bozal y una cadena para los osos. Él restringe la más furiosa ira del enemigo. Es como un molinero que detiene la corriente, y sólo permite que fluya el agua suficiente para hacer girar la rueda de su molino. Así que no suspiremos, sino cantemos. Todo está bien, sin importar cuán fuerte sople el viento.


La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.



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